viernes, 2 de septiembre de 2011

Una visión microeconómica de una catastrofe macroeconomica.

Unas vacaciones bien merecidas.
Yo me casé en dos mil cinco. Aquel año por primera vez cogí un avión que, saliendo desde la T-3, ya que la T-4 estaba acabada pero no era aún operativa, me depositó junto a mi flamante esposa en un Tenerife tropical en pleno mes de Julio. Aquella vez fue la primera vez que fui a un resort. La primera vez que salía de la península, la primera vez que volaba y la prímera vez que tenía una semana completa de vacaciones aunque fuera encuadrada en mi Luna de Miel. En todo caso resultó una experiencia cuando menos inolvidable, por cuanto a parte de las muchas cosas nuevas que hice, era una muy señalada cosa en una vida que ahora sigo compartiendo con quien me acompaño en aquella aventura.

Por momentos lo temí no se vayan a creer...
Recuerdo que el avión que nos depositó en las Islas Afortunadas era un Airbus de la compañia Spanair, que seguramente y conmucha probabilidad fuera el que se estrelló en Barajas porque el motor derecho, junto al cual me tocó sentarme, hacía un ruido de mil demonios y traqueteaba lo mismo que un tren de los de principios de siglo. El de vuelta parecía en mejor estado, pero el efecto que provoca ver un reactor en vuelo de aproximación al Aeropuerto de Los Rodeos justo encima del Puerto de la Cruz te los pone en la garganta. Es díficil discernir hasta que tomas tierra si lo harás correctamente y saldras por la puerta de la terminal o terminaras empotrado en la mesa camilla de algún guanche de los qu eviven por debajo de la pista. La pericia del piloto nos sacó de dudas y después de que la Guagua de turno nos soltara en Las Palmeras Resort, pude, por fin, gozar de las primeras vacaciones de mi vida. Con veintiseís años y no había conocido nada. Lo que son las cosas.

Importamos lo mejor de Europa.
Allí ví cómo España era un destino internacional de turistas y cómo en el mismo Tenerife, territorio nacional que a los hijos de la Gran bretaña les había costado sangre sudor y lágrimas y no habían llegado a conquistar, tenían ahora los de la Union Jack un barrio para ellos sólos, en los que, además se aconsejaba encarecidamente a los qu eno fueran ingleses que no fueran, para evitar daños mayores. Lo mismo con la prefectura francesa, el protectorado alemán y la cittá italiana. Todo un mundo de colores e idiomas para decirnos que pintamos menos que una mierda en nuestro propio país. Así las cosas no me quedó más que cumplir las premisas que se nos marcaban y no darle más importancia dedicándome a gozar esa semana que para mi, cómo novato en viajes aereos y en la vida que era se me presentaba.

Destinos exóticos a un paso de casa y por menos de lo que piensas.
Aquello fue en dos mil cinco. Pasaron seis años hasta poder repetir, siquiera someramente la experiencia, pues en dos mil seis pasé mis vacaciones en Valencia, apenas unos días, dos mil siete y ocho fui a Galicia donde, por aquel entonces, la política de buenismo del gobierno no hacía que se presentara muy a lo bestia lo de Galicia Bilingüe ni movidas raras. Dos mil nueve me dejó en dique seco por no tener dinero y de igual modo dos mil diez me llevó a Roquetas de Mar a un apartamento junto al mar prestado. El caso es que hasta el presente dos mil once no pude gozar, someramente cómo dije antes, de unos dias de asueto en Aguadulce, en un Hotel pagado a pensión completa donde, cómo es lógico rememoré aquel viaje a canarias y del tirón recordé aquellas premisas sobre las diferentes colonias de extranjeros.

Concepto guirístico de España.
No es comparable en absoluto, pues Aguadulce es más reducida en cuanto a movida y cualquier punto, Mojacar, Vera, Málaga de la costa mediterranea andaluza es más atractiva para los extranjeros que la parte noroccidental del golfo de Almería. Aún así, dulante mis vacaciones fui testigo de cómo el servilismo hacía éstos entrañables visitantes, enemigos históricos de España, absorvedores de la esencia de nuestra soberanía hoy en día merced a las traiciones reiteradas del Premier Felón apoyado por quienes sólo buscan la ruina del puente entre Europa y África, América y Oriente próximo que ya sólo buscan la dicha de los mercados porque el español medio parece valer poco. Un servilismo en toda regla practicado en el Hotel en que me hospedaba cuando a ellos se les permitía acceder al regímen de todo incluido y a nosotros, los nacionales sólo se nos permitía acceder a una pensión Completa.

La llave no la tenemos precisamente nosotros.
No es que me moleste esa nimiedad, el hecho de que los guiris llevaran una pulserita amarilla del hótel los hacía plenamente diferenciables de los nacionales, más brutotes a la hora de acceder al bufet y sobre todo menos dispuestos ha dejarnos los cuartos en las adquisiciones del mismo, pues el maremagnum de botellas de agua de litro y medio delataba la incipiente barrera económica entre los norteuropeos y los sureuropeos que nos movemos en el limbo del Euro lo mismo que un fideo sobre la hoja de una navaja. Me quedó plenamente patente que en la Unión monetaria había varias marchas, que no todos los paises se movían a la misma velocidad e incluso que los guiris, en las excasas ocasiones que reparaban que tenían a un español alrededor, pues al igual que en los foros internacionales se nos ignora de manera categórica a nivel personal, nos miraban con una mezcolanza en la vista entre paternalismo y compasión, cómo si miraran pequeños animales desvalidos que no fueran capaces de valerse por si mismos.

Sino sabeis de que va ésto sólo teneis que mirar los noticiarios.
Eso me hizo replantearme mi postura y ver que clase de país estamos llegando a ser. Un país barato, eso desde luego, sino los piel de gamba no vendrían ni de coña. Un país dispuesto a hacer lo que sea para retener a los visitantes de los paises fuertes del norte. Es decir, un país que pasó de ser temido y respetado a ser la alfombra de cuantos países deseen limpiarse el barro aquí. Reparé tambien en que esos mismos visitantes en función de los cuales se establece el ocio, la hosteleria y los alojamientos en las zonas turísticas no reparan en gastos no porque sean ricos sino porque su nivel de vida es mucho más alto y en un país barato la diferencia se nota. Ellos producen coches con la misma facilidad que nosotros cultivamos pepinos, la única diferencia es que luego nuestros pepinos se van a la basura ante cualquier alerta alimentaria que se les ocurra y por contra nuestros coches no pueden pasar sin recambios manufacturados en si país so pena de tener que dejarlos para el desguace.

Ahí está, levantando España.
Esta dificil coyuntura que tan bien se expresa en nuestras costas y en nuestros carismáticos hoteles es sólo una muestra de cómo estamos en Europa, siendo no uno de los paises de los PIIGS, sino la cabeza de todos ellos, el mas grande y pesado, el primo incomodo, el vegetal indeseable al que hay que alimentar porque en su día nohicimoslos deberes y destinamos todo lo que venia de Europa para comprarnos grandes lotes de artículos innecesarios y de dudoso gusto y lujo en lugar de emplear aquellas partidas económicas en desarrollarnos, reindustrializarnos y  volver, cómo quiso Aznar al club de los fuertes. En su lugar preferimos el pesebre, la pobreza mental, el comodismo y el trapicheo y así nos ha ido. Cómo dijera Alfonso Guerra "A España no la conoce ni la madre que la parió" y yo añado "Ni ahora ni en el futuro".

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