viernes, 2 de septiembre de 2011

Peticion cumplida.

Da lo mismo lo mono que seas, un chantaje es un chantaje.
Cuando el pecho te duele tienes dos probables razones para que eso suceda. Por un lado puede ser que sea un gripazo del quince o que alguien a quien creias estimar y querer te ha pegado la puñalada madre y te ha dejado KO en todos los sentidos de la vida. Porque una cosa es una rencilla sin más, una discusión, una pelea por una estupidez y otra muy distinta es el chantaje puro y duro. El chantaje no económico ni material, sino emocional, que ese duele más, se tarda en olvidar y se agarra al pecho cómo un moco enorme de los que, por más expectorante que te tomes, no hay narices de despegarlo. Ese chantaje, del que algunos hacen un arte es sólo uno de los flecos de una vida miserable en que las vicisitudes nos han hecho evolucionar hacia lo malo cuando, a base de resistir embites, en lugar de afrontarlos y crecer cómo persona, nos quedamos pegados a la excusa del ya no aguanto más y hundirnos en un mar de escombros en lugar de salir a flote y encarrilar nuestra vida hacia la Luz.
Debemos tener cuidado en no mordernos la lengua porque sino...
Es paradójico cómo muchas veces, cuando escribes, hay quien te pide que le redactes algo. Que le dediques unas palabras. Que pase el tiempo y que, cuando por fin te dignas a escribir, sea para soltar palabras de desánimo, de fracaso, palabras de tristeza por hechos inconmensurables, nunca pensados y por supuesto de un cariz rastrero cómo pocos cuando se desvelan en rostros que, por conocidos crees incapaces de llevar a cabo las acciones que, más tarde que temprano, terminan rasgándote el alma. Y ello entre acusaciones, amenazas, mentiras y ataques gratuitos a personas que tambien quieres pero que, además están por encima de cualquier otra responsabilidad que no sea la de intentar suavizar éstas relaciones que nos amargan y buscar el punto de equilibrio para esta desgracia que es la ruptura violenta de una relación no vaya a más y quede un resquicio donde agarrarse.

La hipocresía es sutil, pero si abusas de ella se terminan viendo las dos caras.
Debe de ser cosa del fin de verano. El cambio del tiempo, quizás el frío o los calores, que reblandecen la sesera y nos hacen ver fantasmas donde sólo hay vacio. Que nos llevan a la irracionalidad cuando el único pretexto que tenemos es el propio vacio que albergamos en nuestro interior. Vacio que, cómo el frío invierno, sólo consigue acrecentar la soledad ennuestro derredor mientras nuestra propia locura nos convierte en presas fáciles del abatimiento y la conspiración, hacíendonos creer que todos van por nosotros cuando somos nosotros los que, sin cuartel ni un ápice de lógica o reflexión atacamos sin pavor y sin valorar las consecuencias de nuestras acciones a aquellos que, verdaderamente, son los menos responsables de nuestra propia estulticia. Eso nos lleva al camino quebrado que, por encima del abismo de la soledad nos terminará internando sin compasión en la más absoluta miseria de la soledad, eso con suerte, pues posible que terminemos acompañados de peores compañias de las que hicimos huir de nuestro lado con nuestras propias miserias y egoismos.

No sólo las rosas negras personifican nuestra belleza ideal...
Hace tiempo escribí un artículo, y cien más que tuviera que escribir se los daria a mi rosa negra, aquella que siempre media, se preocupa y a la que tan injustamente apedrean aquellos seres carentes de sentimiento, arpías, gusanos y demás habitantes de la pobredumbre humana más avidos por el fastidio de los seres queridos que por su respeto y apoyo. Hoy escribo éste, no lleno de indignación y odio, sino de una soberana pena y tristeza por aquellos que, dándome la espalda se la dan a ellos mismos, porque yo ni reclamo ni exijo y siempre he tenido la mano tendida. Siempre me he encontrado al pie de un cañón en que, cómo Atlas, he soportado la esfera de los insultos, la indecente hipocresía de aquellos que se dicen buenos y que tienen el alma tan putrefacta que ni ellos mismos se soportan. Paz a esa gente a la que dedico mis palabras, porque los demás ya tenemos el cielo ganado más que soportar las envidias que cómo tiña manchan su alma.

Si deseas comunicarte conmigo, agregar algo a éste artículo, exponer tu opinión en privado o sugerirme temas sobre los que hablar no dudes en ponerte en contacto conmigo a través de churre_s_peinado@hotmail.com. Gracias.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo, no podría haberlo expresado mejor.

El que nunca hace nada siempre es el que acaba mal. Y parece que eso les pica más, y hacen más daño todavía quién sabe si por orgullo y supremacía o qué.

Lo dicho, cada uno sabe cuál es su cielo ;)

Saludoos

Herep dijo...

Sabes, CS...
Me ha gustado tu entrada y veo que este finde va a sobrevolar tu cabeza la teoría existencialista.
Te contaré qué saqué yo en claro de todo esto...
Cuando muera, que puede ser en cualquier momento, como todos, me iré yo solito. Ese proceso tan sólo lo viviré yo. Soledad. Soledad que no puede ser mala pues aparecerá en el segundo momento trascendental de mi vida, tras el nacimiento.
Por ello, lo importante para mi, en ese momento, será sentirme satisfecho ante la vida vivida... alegre por haberme mantenido fiel a una doctrina que fue la que aprendí, comprobé y defendí... sin fisuras... sin remordimientos.
Aquellos que queden atrás, tanto si fueron buenos conmigo como si no, quedarán atrás.
Sin miedo.
Pues el miedo es la sombra que tanto atenaza al que ofende sin saber, ordena sin mando y mata sin razón.
El miedo es el cáncer del hombre moderno.

Un abrazo y ánimo. Cada día es otro día más para alcanzar nuestro sueño.

Unknown dijo...

Smiles, dice el refrán que de tanto ser bueno se llega a ser tonto. Si he escrito éste artículo es para ilustrar las consecuencias de despertar de ese letargo en el que creemos que nada nos atañe y que somos invulnerables a las críticas o los envites de aquellos malintencionados que no quieren dañarnos conscientemente pero que por su porpia naturaleza no hacen sino causar dolor y abrir la brecha de la distancia.

Sólo espero que éste texto sirva de guia, tanto espiritual cómo ejmplarizante de lo que puede pasar por no reaccionar a tiempo.

Unknown dijo...

Herep, te agradezco tu apoyo incondicional y cada día siento que estamos más cercanos en cuanto opinión y pensamientos. Es cierto lo que dices, la trascendencia de la vida es poder decir en el momento de la muerte que, verdaderamente, hemos vivido.

La vida no es más que una sucesión de momentos. Momentos buenos o malos y de nosotros depende que esos momentos nos hagan crecer o hundirnos en nuestra propia inmundicia. Yo creo que una vida estable y dada al bien debe de comprender necesariamente un respeto a los demás y lo que trato de hacer ver en el artículo es que por más que nos esforcemos en estabilizarnos y ser buenos para nosotros y para los demás, siempre viene quien se cree con más derecho a opinar o dirigirnos.

Es lamentable que,para el corto periodo de tiempo que pasaremos en ésta tierra, tengamos que andar con cien ojos para delimitar quien es el potencial enemigo que vendrá a fastidiar.

Darle Caña a ésto: