martes, 20 de septiembre de 2011

Historia. La verdadera revolucion catalana.

El sentimiento catalanista es algo que está cuajando en una parte significativa de Cataluña. Un sentimiento que, cómo todo en la vida, se supone que tiene un basamento y ese cimiento sobre el que se tergiversa la Historia, la realidad y la mitología catalana viene de las revoluciones que, a raiz  de múltiples conceptos, no sólo políticos, surgen en la Europa del siglo XVII. En España, las revueltas se sucedieron de arriba a abajo y vuelta del revés. Hay de todo tipo y de toda condición, ya sea por carestía o manejos económicos, por asuntos relacionados con el comercio de Indias. Las rebeliones más importantes se centraían en Portugal que conseguiría su independencia en 1680, en los territorios Italianos y en Cataluña, que es la que nos interesa. Mientras en la Corte, Olivares avisaba que la falta de comida haría estallar la revoluciónsocial, Matías Novoa insistia en el descontento de la segunda nobleza en torno a los asuntos de poder en los que la Corona era guia y centro.

El caso es que un revoltillo de cosas en Cataluña se alió cómo nunca lo había hecho. A la situación económica se unío la política y las grandes instituciones catalanas instituidas por el Consejo de Ciento y la Diputacion se aliaron en el tiempo con los motines campesinos dando lugar a la "Guerra de los Segadores", tan explotada por el nacionalismo cómouna eclosión de la voluntad popular en contra del Centralismo absolutista. Nada más lejos de la realidad. Lo cierto es que la revolucion nacional Catalana fue un fraude para justificar un acaparamiento de poder en manos de una oligarquía a la que poco o nada importaba el pueblo.

En el marco de las ingentes guerras que los Austrias mantuvieron a lo largo de toda su Dinastia, el frente en mil seiscientos treinta y cinco estaba en los Pirineos y en contra de los franceses. La guerra contra los mismos se extendía por toda la cordillera si bien, la falta de apoyo y colaboración de las oligarquias del principado Catalán (tal que ahora), hacían el Rosellón especialmente goloso para las fuerzas gabachas. Ya el obispo de Elna había advertido que ante el descaro en no colaborar con España en la defensa de Cataluña, lo que ahora era de un país el día de mañana sería de otro. La Diputacion de Cataluña pasaba de todo loq ue no fuera su propio interés. Así lo creia Olivares, la bestia negra del nacionalismo, que tuvo que ordenar que los impuestos fueran recaudados por funcionarios del Reino en tanto durara la Guerra, a fin de preveer situaciones cómo la caida, por falta de defensa de la fortaleza de Salses en mil seiscientos treinta y nueve, ocasionada por la desidia de la misma Diputación. Lo gracioso es que, mientras los niñatos queman banderas de Francia en la Diada, en Consejo de Ciento se negó a enviar tropas a socorrer y defender lo que denominaban "Cataluña Francesa", lo que esta arriba de los Pirineos. No les debía de importar mucho. Con los franceses en las puertas, el Virrey ordeno la movilización de la nobleza catalana para que dispusieran sus huestes en la defensa. Todo el mundo pasó del tema y, cómo siempre que Cataluña se ha metido en un fregado, los Ejercitos Reales hubieron de desplazarse para defender la Región.

En Cataluña se dice que lo mejor que puede hacer un catalán es estar lo más lejos posible de otro catalán. A mi eso me parece una estupidez, pues gente buena y mala hay en todos lados. No obstante, si alguien debe de llevar el apoyo de "despreciable" y andar lo más lejos posible no de otro catalán sino de toda Cataluña era el canónigo (Sistach, uno de los tuyos) Pau Claris. Éste amigo de nadie hacía tiempo que ya estaba, desde su cargo de presidente de la Diputación, en tratos secretos para con Luis XIII de Francia. Era un corrupto, cómo la institución que dirigía, la cual, cómo después se ha admitido por historiadores, estaba implicada en contrabando y confiscación de bienes y mercancias de los comerciantes catalanes. En el summun de su desvergüenza, los vendía para, con la considerable contrapartida de la venta pagar a funcionarios y diputados. Casi nada. Cómo hoy  en día, parece que hablamos de la actual Generalidad. Cómo son expertos en darle la vuelta a la tortilla el Virrey Santa Coloma que había detectado la venta de contrabando con Francia, prohibida por la guerra intento parar la situación. El resultado fue tacharlo de anticonstitucional, vendido, españolista y tal y tal y tal.

Desde España se convoca a Cortes en Agosto del treinta y ocho. Clarís se adelanta y convoca Junta de Brazos. Lo reduce a un manipulable número de treinta y seís y con la manipulación de la Generalidad comienza el meneo para lamerle los reales al Francés. Éste grupo, el Consejo de Ciento y juristas especializados, esperando que los segadores (de los que hablare en otra ocasión) se fueran a tomar viento dejándolos tranquilos firma un protocolo secreto con los enviados de Luis XIII. La intención, la de siempre, proclamar la República Libre de Cataluña en manos de los cuatro desalmados de turno. Para ello el absolutísimo rey de Francia, venteado por Richelieu, que también era clérigo (por una chimenea ha entrado el diablo en el Vaticano), deberá protegerlos de las insidias y venganzas del católico rey de España. Mientras, en el colmo del cinismo, mandan mensajeros a Madrid declarando su afiliación y lealtad a Felipe IV y pidiéndole que nomande tropas, que ellos pacificaran los motines en Barcelona y que por Dios, que confie en sus muy leales súbditos de Cataluña. No hay nada nuevo bajo el sol. Vamos viendo cómo las clases dominantes son las que, en definitiva, menean el cotarro sin contar con el apoyp ni aporbacion del pueblo.

En el Año del Señor mil seiscientos catorce, a la sacon en el décimosexto del corriente mes de enero, la República Catalana ve la luz. Pero Clarís tendría algún interés oculto en su agenda de viaje para con su nuevo amigo Luis XIII y pasa olímpicamente de la independencia para, ¡anexionarse a Francia!. Cómo lo leen, la situación va degradando hasta elpunto de convertir al Gabacho en Conde de Barcelona. Ésto empieza a oler a cuerno quemado entre la población. La protección tan bien vendida, cómo ahora la independencia, se termina convirtiéndo en soberanía de facto por parte del Rey de Francia que, además, renuncia a cobrar impuestos, tal y cómo los cobradores de Felipe VI lelvaban tiempo queriendo hacer sin lograrlo. Supongo que el franchute pensaría que, si de todas maneras no las iba a cobrar, bueno sería aprovechar esa coyuntura para mostrase cómo un tipo enrollado para con su nuevo cortijillo. Gracias a los cuatro iluminados que querían hacer de Cataluña la nueva Región, motor de la economía del Sur de Francia, nos dieron por el bullas con el asunto de Flandes. El gabacho tardó muy poco en ocupar militarmente la Región, imponiendo un gobernador y metiendo tropa hasta reventar para la seguridad de sus nacionales. Se solicitaron rehenes que se enviaron p´arriba para mantener la seguridad de los franceses (los tenían bien calados y parecían fiarse poco) y tomaron el control político de Barcelona en poco menos de un mes. Cómo Roma, ni París pagan traidores, Claris fue ejecutado en febrero de mil seiscientos cuarenta y uno. Francia cruzó a sangre y fuego los Pirineos y siempre en su territorio (Cataluña lo era entonces) trasladó la guerra al sur poniéndonos los puntos sobre las íes y diciéndonos "Ja soc Aqui" y si quieres que me vaya, ve soltando Flandes. En absoluto, Cataluña del sur era de su interés, ya que los Pirineos constituian una barrera fastidiosa en la que era mejor éstar al norte que jugarse los cuartos al sur.
Cómo hoy en día que pocos hablan y todos la pagan, la realidad es que el sentimiento de la Generalidad, traidora por definición, era minoritario. Mientras la institución se había vendido a Francia (ni siquiera independientes, simplemente no querían ser españoles), la aristocracia, el clero (al que no debía de tener en mucha estima Claris) y muchísimos responsables de consistorios y municipios se habían negado a rendir pleitesía a la Diputación y el gabacho. Ésto ocasionó no pocas venganzas y represalias de suerte que la intervención de rentas y bienes se convirtió en algo normal para devolver al redil a los reticentes (cambien intervención de vienes por imposición lingüistica y tendrán la situación actual). La retención llegó a más de la mitad del territorio Catalán, pasándose el Gabacho por los relaes unos fueros y constituciones que Felipe IV habia respetado escrupulosamente cómo antes lo hicieran sus ascendientes. la Generalidad y la Oligarquía barcelonesa había metido a toda Cataluña en un fregado y un aislacionismo del queno sabían cómo iban a salir. No hay, cómo vemos, nada nuevo bajo el sol. Y todo contra la mayoría del pueblo catalán.
El camino del exilio se abrió para muchos catalanes que, no queriendo esa situación terminaron por recalar en Valencia o Aragón. Los fieles a Felipe que quedaron en Cataluña fueron víctimas de una represión brutal y totalmente arbitraria por cuanto fueron embargados, encarcelados y procesados, simplemente por tener dos dedos de luz y no acogerse a un experimento que iba a acabar, cómo veremos en Guerra Civil. El Principado estaba dividido. Frente a la estupidez de la Generalidad se imponían los lealistas que en Martorell o Tarragona eran legión. al ver los desmanes de los vecinos del norte no tardaron en secundar el camino españolista Reus, Lérida y otras ciudades que terminaron por sublevarse. Los franceses vieron con impotencia cómo aquellas gentes que habían venido a oprimir, para forzar la salida de España de la Guerra y de Flandes tornaban las simpatias hacía el Austria y lugares como laComarca de Cardona, el Ripollés, el Alto Bregada, el Valle de Arán y tantos otros focos se iban prendiendo poco a poco ante la incapacidad de una Generalidad superada por los acontecimientos y su propia estupidez.

Así las cosas en un caos total y un sentimiento de desconfianza de unos a otros en mil seiscientos cuarenta y seis se produce un levantamiento antigabacho en Francia. Luis XIII va reculando poco a poco mientras los miembros afrancesdos de la Generalidad son ejecutado y en todas partes de laRegión se comienzan a producir levantamientos que ahogan en sangre toda resistencia antilealista. No hubo sin embrago falta de catalanes que se destacaron especialmente por su heroicidad al frente de represalias francesas. Así el Dr Solsona, dirigente Catalán se ocuparía en el cincuenta y dos de aplastar con la máxima brutalidad Puigcerdá, que había osado levantarse contra el amo del perro que ahora les asestaba sus mortales dentelladas. Una vez mandados los Franceses a su puñetera casa, el neoforalismo se reimplantaría en Cataluña, volviendo a un Status Quo anterior al inicio de la Revolución apoyado y respetado con carácter continuista hasta la Guerra de Sucesión. A éste fin el nacionalismo catalán nos abe no contesta, pues no suelen mencionar para nada el respeto a los fueros catalanes por parte de los Reyes de España y en sí de ese país al que tanto odian y al que tuvieron que reintegrarse ante elexperimento fallido con los Franceses. Si se refieren en cambio y se enardecen en la "Mutilación Catalana" el hecho por el cual, y a causa precisamente de la misma Generalidad, Cataluña se dividió en dos en la Paz de los Pirineos del cincuenta y nueve. Ahí Francia, que las tenía en ganas desde hace tiempo, suprimio la legislación foral, prohibió el uso de la lengua provenzal e incorporó el territorio a las leyes generales francesa. Reitero, no nay nada nuevobajo el sol y no veoque ningún otro país salvo España, haya respetado, fomentado y protegido los Fueros (que perderían por un gabacho Borbón) y la lengua, que parece ser lo único defendible hoy en día.

En síntesis, la Generalidad no va con una dobel cara AHORA, sino que ésto viene de lejos. en aquella ocasión fue renombrada la caida de Perpiñan, precisamente a manos francesas y por unas deficientes defensas que los catalanes no quisieron reforzar y que a los ejércitos de Felipe IV no les sirvió para sostener la plaza. Ésto, que tanto se celebró en Francia, fue lo mismo o más celebrado en Barcelona por, reitero, los acólitos de la Traidora Generalidad que puso en manos de Francia todo el territorio Catalán. Esa pérdida de la Mitad de Cataluña fue culpa de aquellos nacionalistas-afrancesados. Si bien reiteran que fue culpa de Felipe IV, este cedió lo que buenamente pudo para salvar los muebles en la Paz de los Pirineos. De haber sido los catalanes garantes del Rey y hubieran aprestado tropas y nohubieran traicionado a España es posible que hoy en día, en Perpiñan, ondeara la Senyera. Es más fácil acusar a España de ello. Ese enemigo al que tanto odian los nacionalistas y que tiene una bandera rojigualda es, el que más de una y más de dos veces, les ha sacado las castañas del fuego.

Cómo se nos muestra en el blog La Historia sin Historietas del que extraigo los datos para ñeste artículo, ya antes, en el reinado de los Reyes Católicos, Cataluña tambien había dado de que hablar. Así, la unión de las dos Coronas, Aragón y Castilla, perseguía no sólo una unidad territorial, sino social, económica y política, de modo que se pudiera hacer un trasvase de recursos de manera solidaria de un lado a otro con el fín de igualar a los territorios y, llegado el momento, desarrollarlos o defenderlos de manera efectiva y unitaria. Mientras Juan II de Aragón se las veía y deseaba con las instituciones catalanas en mil cuatrocientos setenta y cinco para que defendieran, en su propio territorio, a Perpiñan, Isabel de Castilla envia a dos mil hombres a defender la posición. Es decir, ni ellos mismos se defienden a ellos mismos. Supongo que los nacionalistas catalanes de Barcelona no se podrán ver con los de Gerona, por poner un ejemplo. Ésto se repetirá por parte de Fernando para defender laCataluña Francesa, Sicilia, Nápoles... territorios con presencia de catalanes en los que comerciaban y que pertenecían no ya a España, sino a su mismo Aragón. En 1480 serían las Cortes de Castilla las que armaran, a su cuenta a mil quinientas lanzas con las que socorrer de nuevo a Perpiñan, ante la desidia, cómo no, de la Generalidad y las Cortes Catalanas. Ese mismo año y ante la amenaza Turca, una flota armada por Castilla en todos los puertos que tenía en propiedad, ya fuera Vizcaya, Galicia o Andalucía se uniría a la flota Aragonesa en el intento de formar una fuerza común ante las amenazas de ún único país, España, al que los nacionalistas catalanes, cómo así mismos, parecen odiar más que nada en el mundo sin nisiquiera saber las bases de esa mitología que entienden cómo Historia y que no es más que unas ansias desmesuradas de un protagonismo que nunca tuvieron ni nunca tendrán.

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