domingo, 11 de septiembre de 2011

11-S. Diez años despues.

No, no se dejaron el gas abierto, por desgracia.
No quiero dejar pasar la oportunidad que me da tener el blog de recordar y en mi caso expresar los sentimientos que en mí se dieron aquel día once de septiembre de dos mil uno. Un acontecimiento que hizo temblar los cimientos del mundo occidental. Dos aviones de pasajeros echaron abajo dos símbolos del potencial estadounidense, mandaron al traste todo el centro financiero de Nueva York y por ende del resto del globo y lo más importante, cercenaron de raiz dos mil setecientas siete vidas, hiriendo a seis mil mas y dejando en estado de shock a varios miles de millones más. Aquel día no sólo el World Trade Center se vino abajo, se hundió la creencia americana de que eran intocables, de que eran los arbitros del mundo. Aquel día el estadoundense medio vió, quizás por primera vez en la historia, que el suyo era un país con enemigos, que el Atlántico y el Pacífico ya no eran suficientes para contener las amenzas y que éstas, de darse eran invisibles, indetectables y perseguían la máxima publicidad con el más alto coste de vidas posible.
No son todos los que estan,niestán todos los que son.

El once de septiembre los Estados Unidos de América descubrieron lo que Europa llevaba sufriendo desde el inicio de la Edad Media. la confrontación de dos confesiones distintas que ahora se libraba a sangre y fuego. Aquel día los EEUU y sus ciudadanos descubrieron el pánico. El saberse objetivo del terrorismo. El sueño americano pletórico de seguridad y libertad, sóloempañado por las molestas y típicas bandas callejeras que, además, quedabanmuy lejos de los barrios decentes se unian unos enemigos que, decían, tenían turbante, rezaban a Alá y se venían por acá para asesinar a yanquis inocentes. Gringos que, por otro lado, nada habían tenido que ver en Siria, Palestina, Irak, Irán, Kuwait, etc, etc. Es decir, el estadounidense medio vió que, despues de Vietnam, sus gobernantes se habían metido con gente muy peligrosa que no se escondían en la selva ni eran comunistas.

Afganistan, terreno abonado para los fabricantes de ataudes.
Aquel día dos aviones certificaron que Estados Unidos podrían tener toda la tecnología del mundo, el ejército más preparado y profesional y ser el mejor país del mundo. Si alguien motivado, con un par de huevos y mucha mala leche quería, se las iban a hacer pasar putas, tal y cómo sucedio. No es algo de lo que nadie, ni los propios terroristas, deban sentirse orgullosos. Fue una masacre y una carnicería, pero tal y cómo sucedió en España, en Londres, ha pasado en Oriente Medio, en Africa y en Hispanoamérica, Estados Unidos tenían que probarlo y lo probaron no con un coche bomba, sino cómo se hace todo en América, a lo grande y con mucha cobertura informativa, lo cual da mucho que pensar, si bien eso ya sería entrar en teorías conspirativas a las que no voy a referirme, pues internet está lleno de referencias al asunto, sólo tienen que meterese en Youtube y hartarse. Estados Unidos recibió una cicatriz que, ni las operaciones en Oriente, ni la aprensión y muerte de Laden ni por supuesto los tres billones de dólares que ha costado la Operación Libertad Duradera, podrán tapar. Mucho menos devolver la vida a los muertos entre los escombros y por supuesto muchísimo menos a los que se hicieron ricos con la bolsa aquel día, que los hubo y con residencia oficial en territorio estadounidense. Pero esa es otra historia y debe de ser contada en otro momento.

No es que no me diera tiempo a soltarla, es que por poco la encuentro.
Yo por mi lado, aquel día estaba de guardia. Era corneta en la Guardia Real y estaba de servicio en el Palacio de la Zarzuela. Acababa de venir del almuerzo, apenas pude soltar la boina cuando en la tele una llamarada infernal prendía la primera de las torres. Fue algo sorprendente. Todos los que estábamos en el cuerpo de guardia estabamos petríficados. Al principio no sabíamos si era una noticioa de broma, una película o si simplemente estábamos asistiendo a la mayor de las atrocidades cometidas, en muchísimos años en nombre de un Dios. Después las noticias se fueron clarificando y el miedo comenzó a recorrer el mundo, los Estados Unidos se habian visto atacados y yo, con mis compañeros, estábamos en la residencia del Jefe de Estado de uno de los paises aliados. Al instante y mientras las noticias se sucedian en cascada, mientras los noticiarios reproducian las imágenes una y otra vez, los que allí estabamos comentábamos y fantáseabamos con el inicio de algo grande. No sé que esperábamos, un aumento de actividad, que al Rey se lo llevaran al Búnker, que blindaran la Zarzuela. En ésto que el segundo "avión" se estrelló contra el Pentágono y el tercero arristró contra la segunda torre. Fue el extasís. ya nos veiamos en una movilización general o algo así. Teníamos veinte años, estábamos armados y la verdad, viendo eso y sopesando en que prestábamos servicio, cagados de miedo.

En definitiva, el ocaso de occidente tal y cómo lo conocíamos.
Pero no pasó nada. No hubo movilización ni comenzaron a salir y entrar coches de la Zarzuela. No nos municionaron a tope ni me dijeron que tocara a generala y rebato. La tarde se echó encima hasta que las torres colapsaron y se comenzaron a cortar conexiones. Supongo que una vez finalizado el espéctaculo no esperaban que sacar cadáveres de los escombros fuera tan emocionante. Así que me fuí a cenar y volví al cuerpo de guardia para arriar bandera y tocar oración. Es lo que tiene ser corneta. Durante el viaje de regreso al cuartel no pensé en nada de eso. El once de septiembre era un día más y yo acababa de salir de servicio. Fue mucho tiempo después, ya licenciado y con una mente unos años más maduros cuando empecé a comprender que el mundo había cambiado, que la Crisis económica era inminente y que lo que un muyaidin es capaz de hacer por fé ni el mejor de los soldados lo hace por dinero. Así que ya ven, fue muy triste lo que pasó, pero en cierto modo fue bueno que pasara para que viéramos que vivimos enun mundo donde cada uno tenemos que sacarnos las castañas del fuego y, desde luego, los amos del Mundo no siempre van a estar alerta para salvarnos el culo.
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2 comentarios:

Natalia Pastor dijo...

Aquel 11-S marcó un antes y un después en nuestras vidas y en la concepción del mundo hasta la fecha.
A partir de ese momento, se tomó conciencia -no del todo, no en su justa medida- de la terrible amenaza que supone el islamismo para al civilización occidental y su supervivencia.
Como comento hoy en mi blog,el gran problema, la gran amenaza una década después, está en un corolario de grupos y facciones, muchas de las cuales actúan en y desde Europa y Estados Unidos. Y no sólo para financiar la yihad en Irak o Afganistán.

La mayoría de los intentos de atentados de los últimos años han sido protagonizados por musulmanes europeos e inmigrantes de segunda generación. Es decir, tenemos el enemigo en casa ; esa "quinta columna" de la que ya nos avisó en su dia Oriana Fallacci.

Unknown dijo...

La islamización se produce en gran parte por la no aplicación de las leyes occidentales. Si en un país se aplica concienzudamente la Ley de Extrangería, si se controla la violencia de género, si se persigue el absentismo escolar y se desprestigian las quejas por cuestión religiosa se habría ganado mucho.

Muchos de éstos moros (Un árabe suele tener mucho más dinero) están incluidos en programas para personas en riesgo de exclusión social. Programas a los que acceden aún estando en situación irregular. Una vez en ellos se acostumbran a la sopa boba y en lugar de trabajar, lo que obtenemos es más delincuentes, más arraigados y más peligrosos. En cuanto tengan un vástago aquí, se jodió el invento.

Lo creamos o no, el mayor enemigo de la sociedad occidental es el laicismo. Ésto no es un juego de a ver quien es mas bueno, si los que permitimos que elijan religiónes foraneas y otras filosofías o los que porfesamos una religión que, me pesa decirlo pues no soy practicante pero es que es así, nos ha salvaguardado durante un milenio.

Ésto degenera por momentos y cualquier persona islámica, por mucho que nos intenten vender la moto de que son pacíficos y buscan el entendimiento sólo van a lo que van. Si Islam significa sumisión y nosotros sómos unos infieles, saquen cada uno sus propias conclusiones y los primeros de todos aquellos que estiman el laicismo como la panacea a todos los males de Europa cuando el laicismo es un cáncer irreversible.

Darle Caña a ésto: